jueves, 24 de diciembre de 2009

¡Felices fiestas!


Mis queridos oyentes y lectores, les deseo a todos ustedes unas felices fiestas. Disfruten de las cenas, las comidas, los regalos... Paseen por las adornadas calles de la mano de sus seres queridos, y disfruten de las luces y belenes, de las castañas calientes y el chocolate con churros; y de la niebla, que es tan hermosa como nostálgica. Y vayan al cine, y no se pierdan Avatar, que es magnífica; ni Bienvenidos a Zombiland, que también lo es; y, un poquito más adelante, 9, que es una película de animación producida por Tim Burton que hará las delicias de mayores y pequeños.


Y, los más curiosos, los más "freaknéfilos", o aquellos que no apetezcan del benevolente espíritu navideño, pueden rescatar la impactante película cuya carátula sirve de postal a esta felicitación: la macabra Noche de paz, noche de muerte, una película de culto e los años 80 que cuenta con unas cuantas continuaciones.


Disfruten, amigos, disfruten... Viajen aprovechando las vacaciones, lean junto a una buena lumbre, visiten museos y exposiciones, bailen o hagan aquello que más les complazca.


Disfruten, queridos amigos.

martes, 1 de diciembre de 2009

El último abrazo




Mientras conducía camino de mi casa, escuchando la radio, me he enterado de que Paul Naschy (Jacinto Molina Álvarez) acababa de morir. Desde ese momento, el viaje se ha transformado en una circunstancia ideal para la evocación. He vuelto a verme de niño, en casa de mi abuelo, frente a las fantasmagóricas imágenes de La rebelión de las muertas, una película que me enamoró para siempre del cine fantástico. Sí, luego vinieron otras experiencias (La noche de Walpurgis, El retorno del hombre lobo, Los ojos azules de la muñeca rota...) porque yo debo buena parte de mi amor al cine a Paul Naschy y su rico universo cinematográfico.


El cine de Naschy me enseñó a saber mirar la realidad desde ese ámbito poético que se aparta de lo mundano. Toda visión sobre los acaeceres es mera interpretación y, por ende, la realidad es siempre enigmática, misteriosa, hermosa... Gracias a Naschy aprendí que la imaginación es una de las más poderosas potencias de la inteligecia humana, hasta el punto de que la mayor parte de respuestas que el ser humano ha dado (desde perspectivas artísticas o teóricas) se sustentan en el uso de la misma. Para mí, Naschy es un maestro, pues me introdujo desde niño en los neblinosos parajes de lo extraño e inusual.


Tardé algunos años en conocer al maestro en persona. Me topé con un hombre afable y enérgico; un conversador infatigable, extremadamente culto y con un tremendo sentido del humor. Recuerdo algunas veladas memorables, escuchando algunas de sus increíbles anécdotas. Naschy era muy humano, pues reía mucho, aunque también lloraba. Como a todos, la vida le dio algunos duros golpes, pero él era un auténtico hombre de acción; luchador infatigable, siempre ilusionado.


Desde hace ya más de diez años, su figura ha sido reivindicada, defendida, homenajeada, consagrada, tanto en España como en el extranjero. A dicha labor han contribuido intelectuales, cineastas, artistas y legiones de aficionados entre los que me cuento.


Desde aquí, un último abrazo bajo la luz de la luna llena.

domingo, 29 de noviembre de 2009

Experiencias paranormales


Tras disfrutar en Sitges de esa grata sorpresa que, dada la rutinaria cartelera, supone Paranormal activity, el miedo de mi novia hacia el cine de terror me llevó (gratas casualidades de la vida) a descubrir una versión de la película que no es la que este viernes se ha estrenado en toda España. Imagino que esta versión, algo más larga (pero menos intensa que la que se ha estrenado) es la que hace un par de años descubrió Steven Spielberg (ya saben ustedes que hay mucha rumorología al respecto) y la que, sin duda, se incluirá en el esperado DVD como material extra.


A Isabel le gusta el cine de terror, siempre y cuando yo le vaya contando lo que va ocurriendo (aunque hay que reconocer que a veces le echa valor, pues ya lleva un par de años viajando a Sitges; aunque a lo mejor es por el arroz con bogavante) y, si ya he visto la película de antemano, ¡mucho mejor! Pero claro, la monda viene cuando lo que uno cuenta no tiene nada que ver con lo que ocurre en la pantalla... ¡Ja, ja, ja! Eso sí que es todo un final inesperado, una auténtica experiencia paranormal.


Dos grandes versiones. La original, más pobre y discreta, aunque igual de subyugante. La que se ha llevado el gato al agua (sabiamente retocada): obra maestra.


¿Todavía no las han visto?

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Luna nueva, luna vieja


Desde que John William Polidori, basándose, probablemente, en sus tormentosas relaciones con Lord Byron, compusiera El vampiro, tan célebre personaje deja los arquetípicos terrenos de lo folklórico y se sofistica, transformándose en un seductor impecable que el cine va a utilizar y potenciar desde temprana edad.


Hoy por, hoy, el vampiro es uno de esos personajes de ficción a los que el celuloide, con mayor o menor fortuna, le ha incado el diente.


Personalmente, el personaje del vampiro comenzó a fascinarme gracias a una película española, titulada Pastel de sangre, que pude ver en el proyector de Súper 8 que mi abuelo tenía en su casa. Si mal no recuerdo, una de las cuatro historias que conformaban aquella película de Francesc Belmunt trataba el asunto. El Drácula de Terence Fisher también me encantó, cuando, también de niño, la vi en televisión, por vez primera, en aquel programa de grato recuerdo: La Clave.


Desde entonces, ha llovido mucho. Ahí van unos cuantos títulos imprescindibles para introducirse en el maravilloso tema del vampirismo en el cine:


Nosferatu (F.W. Murnau), Drácula (las versiones de Browning, Fisher y Badham), Las amantes del vampiro (Roy Ward Baker), El gran amor del conde Drácula (Javier Aguirre), Bram Stoker's Drácula (Francis Ford Coppola), Entrevista con el vampiro (Neil Jordan), Cronos (Guillermo del Toro), Los viajeros de la noche (Katrhyn Bigelow).


Los fans estamos de enhorabuena. Hoy mismo se estrena Luna nueva.


lunes, 16 de noviembre de 2009

Lo nuevo de Clint



Navegando por la Red me entero de que Clint Eastwood tiene ya nueva película. Con Morgan Freeman en el papel de Nelson Mandela. Sí, de esto hablamos en el programa hace ya tiempo. Ahí va la reproducción del cartel.
A esperar.

martes, 10 de noviembre de 2009

Entre libros


Entre una colección de maravillosas narraciones vertidas sobre el papel por la pluma de Roald Dalh (Relatos escalofriantes) y una marcianada infumable de una tal Ana Merino (de cuyo título no quiero acordarme), me recreo con un libro que recomiendo fervientemente a quienes gusten de disipar sus dudas acerca de un aspecto de nuestra hispánica (y berlanguiana) cultura: el cine fantástico español.


Fruto de la esmerada labor de Ángel Agudo y Ángel Gómez (y con prólogo de Christopher Lee) acaba de llegar a las librerías Paul Naschy: La máscara de Jacinto Molina. Este delicioso tocho se une a otros trabajos no por más breves menos interesantes aunque sí que ya descatalogados (o casi): El cine fantaterrorífico español, estupendo extracto de la tesis doctoral de Adolfo Camilo Díaz; los números 4 y 5 de la revista Quatermass; los dos volúmenes editados al respecto por la Semana de Cine de Terror de San Sebastián (Cine fantástico y de terror español) y, cómo no, la divertidísima autobiografía escrita por el propio Naschy (Memorias de un hombre lobo) y editada por Alberto Santos.


Dicho queda, por si alguien gusta de aprender alguna cosilla (o mucho) al respecto.

domingo, 8 de noviembre de 2009

X


Después de algunos días sin actualizar el blog (pido disculpas) vuelvo a la carga con el culebrón de Saw VI. Mientras los aficionados españoles esperamos la edición en DVD para poder disfrutarla en condiciones, ya podemos (o no, depende de cada cual) consolarnos con algunas de las copias subtituladas que han comenzado a circular por ahí. Claro, no en todas las ciudades hay salas X, y, que carámbanos, hay quienes tienen ansias de seguir cultivando su gusto por el cine, a pesar de las recomendaciones del cultural Ministerio. La reflexión inmediata es, ¿acaso no contribuye con estas medidas el susodicho Ministerio de Cultura a fagocitar la piratería y fastidiar un poquito más a la industria? Por cierto, tampoco parece que el público, dado que no puede ver cierto tipo de cine norteamericano, opte por disfrutar del cine patrio. Ayer estuve viendo la por otra parte espléndida película de Daniel Monzón, Celda 211. ¡Y estábamos cuatro gatos en la sala! ¿Y por qué no la habrán calificado a ésta como X?

miércoles, 28 de octubre de 2009

...y libertad


Un pequeño inciso en la relación que estos días llevo a cabo respecto a todo lo que he podido ver en el Festival de Sitges (todavía tengo en el tintero algunos títulos de los que hablar). Paciencia, amigos. Pero ahora tengo que tratar, obviamente, de la polémica que concierne a una de esas películas que todos esperábamos: Saw VI.


Al parecer, quienes velan por nuestra salud moral (Ministerio de Cultura en este caso) han decidido que los españoles, a diferencia de los ciudadanos europeos y norteamericanos, no tenemos la madurez intelectual suficiente para disfrutar sanamente de cierto tipo de productos, dado que pertenecen al ámbito de lo obsceno y, por ende, incitan a la barbarie y a la violencia. ¿Realmente es el cine de horror responsable de ciertos males sociales? ¿Acaso los factores socioeconómicos no son mucho más responsables que un producto de ficción concebido para celebrar la Noche de Difuntos (Halloween por otros lares)? Seguro que todos ustedes, al leer estas líneas, tienen en mente fenómenos de nuestra democrática sociedad que son muchísimo más indignantes y ofensivos que Saw VI. Por ejemplo...


Recuerdo a Luis Buñuel y su Un chien andalou. Ese corte ocular maravillosamente obsceno, poéticamente provocativo. Quizás vaya siendo hora de plantear el exhibir esta obra magna en la sala x de turno. Seguro que el gran Luis García Berlanga iba a verla, por aquello que dijo de que para hacer cine hacían falta dos cosas: una cámara y libertad. Por cierto, para ver cine, tan solo hace falta la segunda, aunque a lo mejor tenemos que volver a viajar a Perpignan.

lunes, 19 de octubre de 2009

Solomon Kane (Sitges 2009)



Y seguimos con lo visto este año en el Festival de Sitges. De la pluma de Robert E. Howard (autor esencial para entender la épica fantástica actual) han surgido personajes tan carismáticos como Conan el bárbaro, Rey Kull o Red Sonja. Todos ellos han conocido adaptaciones cinematográficas, más o menos afortunadas, a las que ahora se une Solomon Kane: perfecto ejemplo de cine de espada y brujería que cambia, fiel a las características de la base literaria, los parajes de la Era Hiborea por un siglo XVII en el que la magia campa a sus anchas. A pesar de su fuerte personalidad, Solomon Kane recuerda a la oscarizada adaptación que Peter Jackson hiciera del clásico de Tolkien, y no ya sólo por algunos aspectos estéticos, sino incluso por algunos momentos de su banda sonora e incluso por el parecido que hay en la película entre James Purefoy y Viggo Mortensen. No obstante, Solomon Kane se basta a sí misma para agradar al espectador que guste del cine de aventuras fantásticas. Produce Samuel Hadida (homenajeado este año en el festival) y dirige, con oficio, Michael J. Bassett, logrando la mejor adaptación de la literatura de Howard desde el Conan de John Milius. Ahí es nada.

domingo, 18 de octubre de 2009

Paranormal activity (Sitges 2009)


Y hoy toca hablar de una de las películas más sensacionales del festival, uno de esos títulos que provocan un pequeño fenómeno social, pues está ya en boca de todos. Paranormal activity toma el testigo de The Blair witch project (de nuevo estamos ante un supuesto documental que testimonia extraños fenómenos) si bien proporciona toda aquella carga de tensión (y diversión) que el mítico título prometía pero que, a mi entender, no terminaba de lograr. Paranormal activity es, ante todo, una película de las que da miedo, de las que te mantiene pegado y con canguelo a la butaca desde que empieza, yendo a cada escena un poquito más allá. La trama: sencilla. Una parejita de enamorados se traslada a su nueva casa y deciden grabar, con una videocámara, el extraño acoso fantasmal que la chica siente, desde hace tiempo, por las noches. El resultado: una de las películas más espeluznantes de la Historia del Cine. Una obra maestra que va a dar mucho que hablar. Creo que su estreno en España está previsto en noviembre. Perderá bastante doblada al español; pero, a pesar de ello, no se la pierdan.

viernes, 16 de octubre de 2009

Zombieland (Sitges 2009)



Estas próximas navidades van a ser sangrientamente divertidas. En esta ocasión va a ser esta jocosa adaptación de un estupendo cómic la película que llevar a ver a los “niños”. Obtuvo el Premio del Público del reciente Festival de Sitges dado que, ante todo, entretiene (aplausos y carcajadas constantes durante su proyección). Una propuesta diferente a la de la película que ayer comenté a pesar de su pertenencia al mismo género. Woody Harrelson está impecable, pero muy atentos a la gran sorpresa: la aparición del gran Bill Murray haciendo de sí mismo. Por cierto, no se vayan de la sala hasta que no terminen los títulos de crédito finales; hay inesperada escena final.

jueves, 15 de octubre de 2009

La horde (Sitges 2009)


Desde Francia vuelve a llegarnos uno de los títulos más impactantes del reciente cine de género. La horde se une a propuestas extremas de la talla de Frontière(s), À l‘intérieur y Martyrs sirviéndonos un radical título de horror “zómbico” (valga la palabreja).


La horde podría ser considerada la respuesta europea al Amanecer de los muertos de Zack Snyder, pero todo en ella es mucho más enfermizo, paroxístico, sin concesiones. Yannick Dahan y Benjamin Rocher constatan con esta dinámica e hipervitaminada propuesta que el cine de zombis debe ser entendido ya como un subgénero perfectamente constituido dentro del amplio panorama del fantástico. En este sentido, La horde es una película impecable que, sin duda, hará las delicias de los fans que, como yo, disfrutamos con ciertas fantasías claustrofóbicas, oscuras, cárnicas...

miércoles, 7 de octubre de 2009

Pandorum (Sitges 2009)



Tras Expediente 39 (su reciente película anterior), Christian Alvart toma el testigo legado por el Alien de Ridley Scott (y sus adrenalíticas continuaciones) y nos brinda un emocionante ejercicio de estilo neogótico: sombríos pasillos, siniestros personajes y crípticos misterios en una nave perdida en ese espacio sideral en el que nadie puede oír los gritos.


La aparente sencillez de la saga alienígena por excelencia resulta en este caso mucho más compleja, pero igual de eficaz, dado que estamos ante una de esas películas que pretende poner nervioso (y lo consigue). Cine de género puro (que no duro) concebido para un gran público que no saldrá defraudado.


Por momentos, Pandorum recuerda a Dead space, el “survival horror” más genuino de los últimos años. Quizás no sea casual, dado que Paul W. S. Anderson, responsable de los Resident evil cinematográficos, produce el evento.


La película va a llegar dentro de pocos días a todas las pantallas. ¡No se la pierdan!

Rec 2 (Sitges 2009)



Con Rec 2, Balagueró y Plaza tiran la casa por la ventana. Dejan a un lado el subyugante sentido del miedo, esa cámara única que iba profundizando poco a poco en los inhóspitos terrenos del enigma oscuro y apuestan por un espectáculo contado desde diversos puntos de vista en el que los referentes escapan de los terrenos de la sutileza apareciendo festivamente explícitos. En este sentido, Rec 2 es una juerga desprejuiciada para esos fans que lo han pasado estupendamente tanto viendo El exorcista como jugando a F.E.A.R. Todo un “survival horror” cinematográfico que es lógica y perfecta evolución de su magistral antecesora, mucho más contenida y, por ello, verosímil.


Es posible que los puristas digan que esta continuación no era necesaria; pero los fans la aplaudimos, tanto o más que la primera.


¿Para cuándo la tercera?

La huérfana (Sitges 2009)



A pesar de que tan solo tiene en su haber dos películas de género, me atrevería a decir que Jaume Collet-Serra es uno de los talentos más estimables del panorama del cine fantástico actual. La casa de cera era una estupenda película, si bien quedaba lejos de las excelencias de La huérfana, su primera obra maestra.

Estamos ante uno de los ejercicios de suspense más eficaces de los últimos años. Un título inquietante, plagado de verdaderas sorpresas entre las que destacaría la interpretación de Isabelle Fuhrman, que con su personaje de Esther regala a la amplia galería de espectros del cine de terror una de las creaciones más memorables de la década.


Collet-Serra narra con pulso hitchcockiano las vicisitudes de una familia que acoge en su seno a una adorable (y algo repipi) huerfanita. Collet-Serra manipula a su antojo al espectador, sumergiéndolo en una trama emocionante carente de momentos de reposo. Decirles algo más sería estropearles la fiesta que les espera próximamente en sus salas cinematográficas favoritas.


Pero, ¿qué le pasa a Esther? Corran al cine a averiguarlo disfrutando de este clásico inmediato.

martes, 6 de octubre de 2009

The collector (Sitges 2009)



Siguiendo la estela de Saw nos llega esta tensa película concebida para estómagos fuertes y corazones a prueba de infarto. Los más quisquillosos apuntarán mil y una incoherencias argumentales (y tendrán razón), pero quienes apetezcan de buenas dosis de sustos, acción y “gore” sofisticado encontrarán en The collector un divertimento digno de aplauso. No es una obra maestra ni marcará un antes y un después en la historia del género, pero no puede negarse su contundente eficacia y la tremenda diversión que proporciona durante una escalofriante hora y media. ¡Y el malvado coleccionista del título da un miedo...!

lunes, 5 de octubre de 2009

Thirst (Sitges 2009)


Parafraseando a Rafael Sánchez Ferlosio, más que pensar, imaginamos. Cuando la realidad se impone, toda idealista concepción del mundo varía, por necesidad. Somos demiurgos sometidos a constantes mutaciones, de cuerpo y alma. Así, Thirst nos habla de la débil estabilidad de nuestras certezas a través de la curiosa historia de un sacerdote transformado, casualmente, en su reverso tenebroso: un vampiro sediento de sangre. Park Chan-wook, que con Thirst confirma su maestría, lleva el trillado terreno del vampirismo a unas inusuales cotas de originalidad, dando una visión novedosa de una tópica que, bajo su quirúrgica mirada, se refresca a cada escena. Thirst puede verse como un trascendente ejercicio de estilo, si bien resulta imposible no caer bajo el hechizo de su sentido del humor y pasional carga emotiva. Una película diferente, digna de ser vista para experimentar toda su indescriptible grandeza.

viernes, 2 de octubre de 2009

Desde Sitges

“Mirando al mar soñé…” Un año más estoy en mi festival favorito, el de Sitges, disfrutando de extrañas películas y saludables paellas. Buena temperatura (no ese calor infernal de los estivales meses) y ausencia de familias estruendosas que pueden amargarle la cervecilla en la terraza a cualquiera. Hoy nos espera lo último de Takashi Miike y Park Chan Wook (ahí es nada) y, para rematar, una maratón que se antoja de lo más morbosa, donde veremos The collector y Shadow.

En los próximos días iré publicando en este blog los correspondientes articulillos relacionados.

Permanezcan atentos o, mejor aún, vengan a disfrutar ustedes mismos.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Esa profesionalidad...

Los cines se han ido transformando, por esa dejación de formas de la que cada vez más hacemos gala en este pintoresco país, en lugares algo incómodos. Espectadores que hablan o que propinan patadas constantes en la butaquita de delante (donde yo suelo estar sentado) son fauna habitual de las salas.

El otro día me las prometía yo muy felices cuando, en compañía de mi novia, me disponía a ver San Valentín sangriento 3D en los cines Aragonia. Tan solo vislumbrábamos a otro espectador, sentado en el otro extremo de la sala. Pero, hete aquí que, en mitad de la proyección, se abrió la puerta y entró un empleado que no encontró mayor problema en sentarse cerca de nosotros y obsequiarnos, durante unos veinte minutos, con una extraña conversación que mantenía con alguien gracias a esos horrendos comunicadores que llevan quienes trabajan en los cines modernos.

¿De qué me sirve apagar el móvil? ¿De qué el ir a sesiones intempestivas evitando posibles espectadores molestos si ya los mismos profesionales parecen haber perdido su (valga la redundancia) profesional condición?

martes, 22 de septiembre de 2009

San Valentín sangriento 3D


Espectacular versión del clásico de los 80 que alcanza gracias a las 3D y a la alta definición una estética de lo más singular. Sin la gracia de los efectos tridimensionales, San Valentín sangriento 3D pasaría a ser un “body count” soso y previsible; pero su director, Patrick Lussier, a quien debemos películas interesantes como Drácula 2000 y bodrios infumables de la talla de White noise 2 resuelve el entuerto con dignidad (sobre todo si tenemos palomitas y Coca Cola cerca y, a ser posible, adolescentes gritones).

domingo, 20 de septiembre de 2009

Ya se acerca...


Como todos los años, Sitges se acerca o, mejor dicho, está ya a la vuelta de la esquina. Este año, el festival de cine fantástico más importante del mundo está dedicado a Alien, el clásico de Ridley Scott. En estos momentos, como pueden imaginarse, servidor se encuentra haciendo ecuaciones para casar horarios y ver la mayor cantidad de películas posibles sin desatender esos momentos maravillosos de paseos marítimos, cafecitos y paellas (pues no solo de cine vive el hombre).

Entre lo que con total seguridad veré, y que comentaré a su debido tiempo en este blog, se encuentran: Thirst, Grace, Pandorum, The hole 3D, Orphan, George A. Romero’s Survival of the dead, La horde, Enter the void, The imaginarium of doctor Parnassus… La lista es mucho más largaaaaaaaaa; pero creo que esto puede ser lo más interesante (por si alguien anda algo despistadillo). Este año, el festival pinta pero que muy bien. No obstante, pueden acceder a toda la información y elegir las películas que más les apetezcan (las hay a cientos) en la elaborada página web del evento: http://www.cinemasitges.com/


¡Hagan ya sus reservas!

martes, 15 de septiembre de 2009

Distrito 9


Apadrinado por el oscarizado Peter Jackson, Neill Blomkamp elige una adecuada estética documentalista para servirnos una singular película de invasión alienígena plagada de obvias referencias a una realidad social, la nuestra, que se antoja mucho más bizarra que los horrores imaginados por los grandes maestros de la ciencia ficción. Así las cosas, Distrito 9 emana marcada personalidad propia desde sus primeros planos. Interesa y engancha al espectador, sin soltarlo hasta el final, tanto por su trascendente fuerza dramática como por su nada desdeñable sentido del espectáculo. Es cine con trasfondo sin renunciar al entretenimiento, cuento para adultos sin renegar de simplicidades. Un aplaudible ejercicio de estilo que guarda un equilibrio perfecto entre el sainete y la tragedia, con un plano final precioso que cierra el producto con broche de oro.


¿Clásico inmediato? Posiblemente.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Mapa de los sonidos de Tokio



He visto toda la filmografía de Isabel Coixet y he prestado además sumo interés para ver si consigo disfrutar de las excelencias que muchos destacan de su cine. Me enseñaron, y creo que con acierto, que no hay que quedarse en la mera superficie del “me gusta” o “no me gusta”, sino que, para obtener ciertos placeres, son necesarios ciertos sacrificios. Pero, con el cine de la Coixet, no lo consigo ni a la de veintitrés. Ese universo que refleja “la esencia de lo femenino”, según me dicen algunas entendidas amigas mías, debe ser tan incompatible conmigo como con ellas lo es el mundo de Lynch, Cronenberg o Lars von Trier. Cuestión de sensibilidad pervertida (la mía, sin duda). En Mapas de los sonidos de Tokio sólo consigo ver la superficie de la hoja, jamás el envés. No distingo más allá de la mera estética de anuncio de colonias alargado y opino que a esta gran directora (según mis amigas) le ha venido la inspiración tras una noche de insomnio tragándose la filmografía de Wong Kar Way y, quizás, alguna lindeza “made in Takashi Miike” que le habrá prestado otro gran director (según yo): Jaume Balagueró. Pero su última propuesta cinematográfica, que pasó sin pena ni gloria por el Festival de Cannes (es decir, no fue ni tan siquiera abucheada), no alcanza ni las cotas de belleza, profundidad y transgresión de uno u otro. El cine de Isabel Coixet siempre me ha parecido falso y descafeinado (a pesar de los esfuerzos de excelentes intérpretes como Tim Robbins o Sarah Polley). No me llega. No me transmite nada. Me aburre insondablemente.

Las escenas eróticas de Mapas de los sonidos de Tokio me resultan trasnochadas y pasadas de moda (les recomiendo El imperio de los sentidos). Su suspense no me emociona (vean antes, si no lo han hecho, La sombra de una duda). Sus personajes no me los creo y, por ende, no me interesan sus problemas (¡qué bonita que era, por ejemplo, Barry Lindon!). ¡Qué mal que está además el gran Sergi López, cuán al menos, en la horrorosa versión doblada!


Pero no se crean nada de lo que he dicho. Insisto. El problema es mío. No consigo conectar con el mundo de esta artista. Qué se le va a hacer; si yo soy de los que aplauden Anticristo a la par que defienden el cine de José Luis Garci; si prefiero leer antes a Fernando Fernán Gómez que a Murakami. Si es que soy de un rarico…

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Enemigos públicos


El director Michael Mann transfigura al gánster John Dillinger en bandido romántico, agresivamente hermoso en su imposible intento de desestabilizar ese sistema capitalista que, a fecha de hoy, se antoja bestia despiadada para más de un despistadillo atrapado en sus insensibles fauces. El personaje de Johnny Depp atenta contra las temibles instituciones bancarias cual émulo de Robin Hood de principios de un siglo, el XX, que ha sido testigo de dos guerras mundiales de las que dependía el futuro de ese mundo supuestamente libre, el nuestro, que defendieron los mismos soldados que custodian a Dillinger en una sintomáica escena de la película.


Tras el personaje de Johnny Depp late la sociopatía del asesino a sueldo de esa otra gran obra de Mann que es Collateral, donde Tom Cruise encarna a otro de los grandes reos de muerte de la poética “filmnoir” de los últimos años, que parece tomar el testigo de aquel impecable Alain Delon de El silencio de un hombre de Jean Pierre Mellville.


Enemigos públicos tiene el elegíaco tono decadente del antihéroe que camina hacia la muerte por una causa perdida y, a la par, la profesional perfección plástica a la que acostumbrados nos tiene el creador de Corrupción en Miami.



Es posible que, como ocurrió con El caballero oscuro, su estreno veraniego la aleje en el 2010 de las más importantes nominaciones, aunque opino que Hollywood tiene ganas de premiar a Johnny Depp, y que el polémico Christian Bale se quedará, una vez más, con las ganas incluso de ser nominado (tiempo al tiempo). Quizás mejor suerte corran las nominaciones a otras categorías como vestuario, montaje o incluso creación y edición de sonido (espléndidos ambos trabajos).


Enemigos públicos es una película espectacular que no debe perderse ningún buen aficionado al cine negro con ínfulas de patada testicular a los valores más establecidos y defendidos por los poderes actuales, heredados del ayer.

martes, 8 de septiembre de 2009

Ya queda poco...

Queridos amigos, ya queda poco para que volvamos a tener contacto en ese pequeño espacio radiofónico del que este blog pretende ser mero complemento. En nuestro primer programa, en el que analizaremos el cine del periodo estival, le propondré a Belén Vicente una partida de póker. Mi cuarteto es el siguiente: Enemigos públicos y Anticristo (que forman una estupenda pareja, cada cual en su especie) junto a Harry Potter y Exorcismo en Connecticut (que han sido dos de los bodrietes que me he tragado durante las vacaciones).
La verdad es que ha sido éste un veranillo bastante lamentable en tanto en cuanto a la cuestión cinematográfica se refiere, rematando la jugada ese Mapas de los sonidos de Tokio (ya saben ustedes que yo no soy muy devoto de doña Isabel Coixet), si bien nos ha salvado de la quema una película que les recomiendo a pesar de que llega con retraso a nuestras pantallas: Frozen river. Pero de todo esto y de mucho más hablaremos a partir del viernes o, en este blog, a partir de mañana mismo (prometo volver a sacudirme mi natural tendencia a la pereza).

Besicos “freaknéfilos”.

sábado, 22 de agosto de 2009

Anticristo


Si algo caracteriza a Lars von Trier es el intento de crear un cine inusual, que escape a la maldición de lo manido obviando recursos discursivos tópicos. Ya sea a través del preciosismo de El elemento del crimen o gracias a propuestas primitivistas (Los idiotas), no podemos negar que el cine de Lars von Trier atrae por su condición de opción alternativa, radicalmente original y, por ende, diferente. Quizás sea también por ello por lo que su obra repele a buena parte de un público y de una crítica que entienden la exploración artística como un intento condenable en tanto en cuanto ejercicio de autoproclamación de cineasta genial, de falta de modestia. Es obvio que quien esto escribe prefiere sin embargo a los cineastas con marcada personalidad, que optan por romper esos moldes creados por repetición y convención aun a riesgo de facturar el más absoluto de los desastres. Pero, claro, sin este curioso tipo de artista experimental no tendríamos ni Un perro andaluz de Buñuel, ni La dama de Sanghai de Welles, ni el Vértigo de Hitchcock, ni la Persona de Bergman, ni el 2001 de Kubrick o el Sacrificio de Tarkovsky (a quien, por cierto, está dedicada la película de la que vamos a tratar). Qué quieren que les diga, no reniego de una película para pasar el rato como Virgen a los cuarenta, pero si me dan a elegir entre ésta o el Inland Empire de Lynch…


Dicho lo anterior, si algo comenzaría diciendo de Anticristo es que es una película de imágenes poderosas, de planos elaborados que cautivan o impactan, sin caer en la vulgaridad: desde su cuidado prólogo en blanco y negro y a cámara lenta (que nos retrotrae al exquisito Lars von Trier de Europa) pasando por sus hermosas imágenes oníricas (en las que late la belleza plástica tanto de El Bosco como de los grandes pintores del periodo romántico) hasta llegar a planos tan perturbadores que parecen rendir culto al “gore” japonés extremo. Anticristo es hermosa por su necesaria pluriformidad estética, por su lógica naturaleza audiovisual postmoderna a pesar de que, por vocación, hunda sus raíces en el cuento folklórico, exponiendo sobre la pantalla los más atávicos de los miedos (de ahí la constante presencia de elementos telúricos).


Lars von Trier nos sirve una película de terror sin sustos, que se aleja de los recursos convencionales (y cansinos) del género, pero no de su poética. Su concepción del horror funciona a un nivel más profundo y complejo, trascendente, de obvias reminiscencias jungianas. Por ello, su ritmo es lento, más cercano al de una elaborada tragedia griega (téngase en cuenta la versión de la Medea de Eurípides que Von Trier facturó para televisión) que al de una película de género al uso.


Al parecer, en Cannes fue abucheada. No comparto los abucheos, pero sí que los entiendo.

domingo, 16 de agosto de 2009

Arrástrame al infierno


Arrástrame al infierno supone el esperado regreso de Sam Raimi al cine de terror (aderezado con sus habituales toques humorísticos). Arrástrame al infierno es a Evil dead lo que un estilizado cuento de Poe al relato oral folklórico narrado en noche invernal ante el fuego. Aquí ya nadie encuentra la cabaña de los ogros del bosque sino que el cuento se estiliza y deviene en crítica a ese capitalismo atroz que es capaz de conducirnos al inframundo. Arrástrame al infierno se degusta tan ligera como una colección de viñetas de Bernie Wrigthson, dejándonos el agradable sabor de un producto sofisticado en su sencillez.


Una pequeña pieza de orfebrería.

sábado, 8 de agosto de 2009

Bodriete de verano


Sustos previsibles y trillados en un refrito cuyo mayor pecado es tomarse demasiado en serio a sí mismo. Peter Cornwel está a años luz de la broma macabra que Sam Raimi nos brinda con la otra propuesta fantástica de la cartelera veraniega: Arrástrame al infierno. Su Exorcismo en Connecticut pierde por K.O. en el primer asalto si se mide con otras propuestas de casas encantadas más o menos recientes: desde el clásico de Robert Wise al Poltergeist de Tobe Hooper, sin olvidarnos de las diversas versiones protagonizadas por el maligno caserón de Amityville. Todo está ya demasiado visto y mucho mejor resuelto en otras películas, por lo que este pobre espectador ha sentido más la amenaza del bostezo que el agradable abrazo de la inquietud durante la insufrible hora y media de proyección; si bien reconoce que se ha carcajeado un rato con la explícita dosis de moralina católica ortodoxa final. ¡Venga ya, hombre!

viernes, 7 de agosto de 2009

Qué falso es el cine


Bueno, pues tras unos cuantos días de caribeñas vacaciones vuelvo a ponerme frente al teclado para activar dedos y neuronas. Como podéis observar, en la foto se aprecia uno de los restos arqueológicos mayas, civilización a la que rindió homenaje Mel Gibson en Apocalypto. ¡Y de lo que se entera uno viajando! Resulta que la península del Yucatán se formó hace la tira de años, cuando el meteorito que acabó con los dinosaurios cayó sobre nuestro planeta. Al parecer, del impacto surgió una enorme superficie coralina que, en contacto con la lluvia ha ocasionado una espesa selva rica en pozos de agua (cenotes) pero carente de ríos y montañas. Es decir, que lo de los indígenas arrojándose cascada abajo o lo de los planos generales con montañas envueltas en bruma no obedece a realidad alguna sino al capricho del amigo Mel. ¡Qué bonito que es el cine! ¡Y qué de mentirijillas!

miércoles, 15 de julio de 2009

El vagón de la muerte


Directamente a DVD llega a España la última incursión de Clive Barker en el mercado del audiovisual: El vagón de la muerte (cuyo cárnico título original es The midnight meat train). Cuando comenzó a rumorearse la gestación de esta película, todo apuntaba a que iba a suponer el retorno de Barker a la dirección cinematográfica. Pero, finalmente, la tarea recayó en Ryuhei Kitamura (Versus, Alive, Azumi), quien ha sabido plasmar con eficacia el perturbador universo del creador de Hellraiser.

No tenemos aquí personajes en busca de nuevas experiencias que utilizan extraños cubos para abrir puertas dimensionales; pero toda la película gira en torno a la fascinación por lo prohibido (una de las constantes de la obra de Clive Barker). El fotógrafo protagonista de la película (un convincente Bradley Cooper) descenderá paulatinamente a los infiernos, en busca de esa instantánea definitiva, adentrándose en parajes de misterio y experiencias extremas dignas de las torturantes propuestas de Pinhead. El ser humano como explorador de los convencionales límites que lo circundan, mordiendo con aterradora pasión los prohibidos frutos de un paraíso que se torna infierno. La literatura de Barker, de obvias reminiscencias religiosas, plantea en clave fantástica la tragedia del hombre en proceso de mutación, perdiendo su dicha al alcanzar conocimiento. Puro existencialismo (repárese en la formación filosófica del escritor) adornado con una atractiva patina esotérica que, en el caso de la película que nos ocupa, Ryuhei Kitamura plasma en imágenes impactantes, dignas de manga extremo.

No os la perdáis.

martes, 14 de julio de 2009

Paintball


En las habitualmente sosas carteleras veraniegas suele haber inesperadas sorpresas. El año pasado una película menor titulada Venganza y protagonizada por Liam Neeson (aunque creo hubiera sido perfecto vehículo para Jean Claude Van Damme) consiguió atraparme tal y como hace escasas horas lo ha hecho Paintball, la última propuesta de la Filmax en tanto en cuanto a cine de terror se refiere.


Un frondoso bosque sirve de inquietante marco de fondo a una película influida por títulos tan aplaudidos como Deliverance o El proyecto de la bruja de Blair. Daniel Benmayor ha aprendido bien en el campo de la publicidad (donde se ha forjado como realizador) a mantener el suspense y a crear momentos impactantes con una nada desdeñable imaginación que suple la falta de recursos. Así las cosas, la inusual propuesta de la película comienza a funcionar desde sus primeras escenas (complejos planos secuencia espléndidamente rodados) y, a pesar de que el interés decae en algunos momentos puntuales, termina convenciendo gracias a sus magníficos veinte minutos finales. Estéticamente, Paintball se adscribe a la moda de títulos rodados cámara en mano como Rec (otro gran éxito de Filmax), si bien, en esta ocasión, apenas hay un uso sistemático del plano subjetivo. Si que sin embargo se parece a la obra maestra de Balagueró y Plaza al no terminar de explicar claramente el enigma sobre el que se fundamenta la acción (lo que no deja de ser una de las reglas de oro del género).


Inteligencia y buen hacer para una muy estimable ópera prima que confirma el buen cine de género que últimamente se cultiva en nuestro país. No os la perdáis.

lunes, 13 de julio de 2009

Yo no soy tonto


¡Como un zombi surgido de película de Romero! Así se abalanzó sobre el pobrecillo cliente que esto escribe la guardia de seguridad de Media Markt. Por fortuna no mordió mi cuello sino que su agresividad iba dirigida al interior de unas bolsas que yo portaba. A pesar de que suelo pagar todo lo que compro, me resistí a enseñar lo que mis bolsas contenían; pero la de seguridad insistió y, por no llegar a mayores conflictos, accedí.


Dada mi afición al cine, soy cliente del susodicho establecimiento desde su apertura, pero, debido a las tremendas sospechas que últimamente despierto, no voy a ser tan tonto como para continuar pagando parte del sueldo de quienes muestran tamañas descortesías para conmigo. En un centro comercial hay muchos establecimientos, por lo que es habitual que uno entre en una tienda con compras efectuadas en otra. Puras normas del juego capitalista. ¿Es ético sospechar de todo quisque y factible molestar a quienes salen sin pasar por caja? Seguro que al respecto hay opiniones diversas, pero resulta obvio que no es estético y que daña la imagen tanto del comercio en cuestión como del sorprendido cliente (yo mismo en este caso).


Posiblemente esté equivocado, pero el personal de seguridad debe velar por el bienestar de la clientela y, obviamente, parar a quien corresponda cuando se tenga la certeza de que el hurto se ha producido (no por vulgar norma). Sin embargo, hay quien por llevar un uniforme de empresa privada (otra cosa es el uniforme oficial de las fuerzas de seguridad del Estado) se cree con el derecho de importunar a cualquiera para fisgar en la intimidad de sus bolsas. Imagino que lo pertinente hubiera sido presentar una denuncia, pero, qué caramba, llevaba prisa y ganas de gastar ese dinerito rico que, por supuesto, va a dejar inmediatamente de engrosar las arcas de quienes me tocan lo que no deben.

jueves, 9 de julio de 2009

Mil gritos tiene la noche


En esta ocasión dedico breves palabras a otro de los títulos de mi extraña colección en VHS. Un clásico del cine fantaterrorífico (como diría Paul Naschy) español: Mil gritos tiene la noche, dirigida en 1982 por el gran Juan Piquer Simón. Estamos ante una tópica película de ambiente juvenil (la trama transcurre en un campus universitario) cuyos protagonistas van muriendo de uno en uno. Mil gritos tiene la noche sigue en este sentido la estela de Viernes 13, si bien su singular asesino va armado de una sierra mecánica (reminiscencia de La matanza de Texas), lo que da lugar a una antología de escenas fuertes que elevan la película a la categoría de obra de culto del “gore”. Pero el pastiche no termina ahí, semejanzas con el Psicosis de Hitchcock (y con La residencia de Narciso Ibáñez Serrador) terminan de aderezar un entretenido producto con un sorprendente final (gran susto incluido) que liga la película a los terrenos del fantástico (inesperada venganza de ultratumba).

Mil gritos tiene la noche fue un éxito en taquilla tanto en España como en el mercado internacional (en Estados Unidos obtuvo, junto con Slugs, uno de los mayores éxitos de su director). A Juan Piquer le debemos otros irrepetibles títulos (que también reposan en los estantes de mi videoteca en VHS) como Supersonic Man, Misterio en la isla de los monstruos, La grieta o La mansión de Cthulhu. Auténtico y delicioso cine de barrio que, desde este blog, invito a recuperar.

miércoles, 8 de julio de 2009

Inframan



En la foto adjunta, mi copia en VHS de Inframan, película de 1975 de la Shaw Brothers que me entusiasmaba de pequeño… y de mayor. Inframan es un extraño personaje cibernético creado por un doctor para afrontar una mortal invasión alienígena. La película es una imparable sucesión de luchas entre el héroe que da título al espectáculo y una caterva de monstruos digna del más carpetovetónico de los imaginarios. Una película de acción fantástica de artes marciales, pura serie B filmada, eso sí, en formato “scope”, y con un uso del color que le da un aspecto “kitsch” absolutamente irresistible hoy por hoy. Si no habéis tenido jamás oportunidad de verla, no os la perdáis: un clásico absoluto de la “freaknefilia” y todo un antecedente de Bioman o los Power Rangers magníficamente dirigida por Shan Hua.

lunes, 6 de julio de 2009

Terror en el mar Egeo


Y seguimos con nuestros articulillos dedicados a esas películas de culto que acabo de rescatar de mi polvorienta videoteca. En esta ocasión le toca el turno a Gomia, un clásico de 1980 firmado por Joe D’Amato que se tituló en nuestro país Terror en el mar Egeo. La película también obedece al nombre de Antropophagus, dado que el enloquecido asesino de la misma tiene un insaciable apetito de carne humana. Esta película se vincula por méritos propios al cine más sensacionalista y morboso del momento. Es un título excesivo y de gratuita violencia, y en ello radica su valía, puesto que de lo contrario sería un insufrible tostón. A pesar de algunos aciertos de su fotografía, planificación y puesta en escena, no estamos ante un ejemplo de cine de terror poético, contenido y elegante, sino ante una propuesta impactante y explícita. Entre sus exquisiteces destacan un feto arrancado y devorado por el loco caníbal y, sobre todo, su delirante final; cuando el enloquecido antropófago devora sus propias vísceras en un acto de insania demencia que sin duda inspiraría las mejores pesadillas de Clive Barker.

Por otra parte, el esquema argumental de la película es tan tópico como el de los excursionistas jovenzanos que llegan a un inhóspito lugar donde serán masacrados por turno. ¿Les suena? Pero todos sabemos que en este tipo de películas el guión es lo de menos. Joe D’Amato, inteligentemente, se sirve de esta premisa para servirnos lo que queremos: puro “gore” a la italiana. ¡Al dente! ¿Para cuándo un ciclo al respecto en nuestra Filmoteca?

Si tenéis ocasión de verla (y no precisamente en la Filmoteca). No os la perdáis.

Y mañana… ¡Más!

Dawn of the dead


Una de las joyas de la corona. Mi copia de Dawn of the dead (1978) que adquirí en un puesto para coleccionistas del Festival de Sitges hace ya bastantes años. Como ya saben nuestros oyentes, me gusta recomendar películas para los jóvenes curiosos, así que, si todavía no habéis disfrutado de este clásico de George A. Romero, no dudéis en hacerlo. Posiblemente seréis fans del excelente “remake” dirigido por Zack Snyder, pero siempre es bueno conocer los orígenes para mejor disfrutar de los descendientes. Dawn of the dead (Amanecer de los muertos) se estrenó en España, tal y como decíamos ayer en este blog, con el título de Zombi. Esta versión para el mercado europeo fue montada por Dario Argento, con música de Goblin (el grupo de rock sinfónico que facturó algunas de las mejores bandas sonoras de sus películas). Zombi, a diferencia del montaje norteamericano, dura alrededor de cien minutos. La copia en VHS que aparece en la fotografía es sin embargo el montaje del director de la película, con una banda sonora distinta. ¿Cuál de las dos es mejor? Cualquier buen aficionado debe ver las dos versiones, pues estamos ante uno de los grandes clásicos de la Historia del Cine Fantástico, la gran producción zombi por excelencia. El montaje de Argento es más dinámico y contiene planos explícitos que desaparecen en el montaje de Romero. Pero el montaje de Romero es mucho más largo (unos ciento cuarenta minutos) y contiene escenas que no aparecen en la versión de Argento (la más famosa es la del zombi que pierde su cráneo gracias al efecto de las aspas de un helicóptero). Es decir, que la versión definitiva y esencial sería una mezcla de ambas.


Imagino que, hoy por hoy, ver el montaje de Romero a través de Internet será bastante sencillo. En España, la versión de Argento está al alcance de cualquiera en los establecimientos habituales. Personalmente os recomiendo el estuche metálico (cargado de extras) que contiene las tres primeras partes de la saga. La noche de los muertos vivientes es un clásico y El día de los muertos no tiene nada que envidiar a Zombi. Si os gustan (que os gustarán) podéis también comprar la excelente cuarta parte (La tierra de los muertos vivientes) y, dentro de muy poquitos días (el ocho de julio), El diario de los muertos. El diario de los muertos es la quinta parte de la saga y una de las mejores películas de George A. Romero. Tras su problemática distribución cinematográfica en nuestro moderno país sale ya a la venta en DVD.


Y recordad: "When there is no more room in hell... the dead will walk the earth."


Y mañana... ¡más!

domingo, 5 de julio de 2009

Nueva York bajo el terror de los zombi


Después de unos días de asueto en tanto en cuanto a actualización de este blog se refiere, vuelvo a la carga con una serie de breves artículos dedicados a algunas piezas de mi colección “freaknéfila”. Hete aquí que, por motivos de mi mudanza hogareña, he tenido que desempolvar un buen montón de películas (en formato VHS) a las que he decidido rendir un pequeño homenaje. Todas ellas pertenecen a ese pasado inmediato en el que conseguir ver una rareza no era cuestión de teclear nombres en el eMule. Había que cartearse con coleccionistas, patearse rastrillos o inmiscuirse en la trastienda de videoclubes diversos. Como puede distinguirse en la foto, Nueva York bajo el terror de los zombi pertenecía a uno de los locales más surtidos de Zaragoza: el videoclub Almozara. Tenía una impagable sección de películas fantásticas y de terror para alquilar a precios muy baratos o, por un poco más de dinerillo, comprar. Tras sencillas negociaciones me hice con esta copia de uno de los incontestables clásicos de Lucio Fulci (maestro del fantástico y del “gore” europeo).


Nueva York bajo el terror de los zombi se produjo gracias al éxito del clásico de George A. Romero, Dawn of the dead. Dawn of the dead fue estrenada en Italia y España con el título de Zombi, debido a lo cual la película de Fulci se tituló en su versión original Zombi 2. Sin embargo, en España, fue estrenada como Nueva York bajo el terror de los zombi, a pesar de que tan solo el prólogo y el epílogo transcurren en dicha ciudad. Casi toda la trama se ubica en una remota isla. Sin alcanzar la taquillera rentabilidad de la película de Romero, la película de Fulci fue un éxito. Dentro de su impactante catálogo de imágenes se encuentra una de las más aclamadas escenas del “gore” europeo (la lenta y torturante incrustación de una astilla de madera en el globo ocular de una de las protagonistas), aunque yo prefiero quedarme con una de las escenas más carpetovetónicas e imaginativas de la Historia del Cine (la lucha de un tiburón y un zombi en el fondo del océano). ¡Sí, han leído bien!


La película está editada en DVD, aunque verla con la textura característica del VHS (con algún que otro salto de imagen) tiene su halo de nostalgia. Quien quiera recuperar este título, fundamental para todo “freaknéfilo” que se precie, no dude en hacerlo; no lo lamentará. Para disfrutar sin prejuicios intelectualoides en una soleada tarde de verano, frente al televisor, con un buen café con hielo (o mejor compañía) al lado.


Como nota final, decir que la película tuvo una continuación, Zombi 3 (esta sí que se distribuyó en España con dicho título). Según Fulci me dijo (sí, estoy presumiendo de haberlo conocido, poco antes de su muerte, por cierto), Zombi 3 era su peor película; aunque, como curiosidad, era la primera vez que los terribles zombis se atrevían a corretear y dar algún que otro salto (mucho antes de las aclamadas películas de Dany Boyle o Zack Snyder).


Y mañana, más...

sábado, 27 de junio de 2009

Tetro


Con un título tan enigmático (apócope del apellido Tetrocini), se lanza Francis Ford Coppola hacia los pantanosos terrenos de la creación artística como tema central de su más personal proyecto. Tetro es una de esas películas que, ante todo, destilan belleza. Su trama no está sujeta a una narrativa audiovisual canónica, pues Coppola apuesta por la creación de atmósferas, suspendiendo los recursos convencionales a favor de un insólito vehículo cinematográfico que explora los poéticos (y tormentosos) terrenos de lo mágico. Posiblemente Tetro trate del drama de una familia de artistas, exponiendo un tenso cuadro de personalidades enfrentadas; pero opino que todo ello sirve de excusa a Coppola para desarrollar un discurso acerca de los avernos a los que el artista desciende para dar fondo y forma a la belleza. El Tetro protagonista de la película (un impecable Vincent Gallo) encarna al ángel caído que desde las cimas de su desesperación gesta la inmortal obra de arte. El genio al que le es indiferente el reconocimiento, tan solo apasionado por esa expresión perfecta de su angustia vital que, paradójicamente, generará una obra reverenciada. Coppola se la juega, como tantas otras veces, jugando al artista maldito. Tetro es un suicidio a nivel comercial y una resurrección a nivel artístico; una película tan desafortunadamente maravillosa como en su momento lo fueron Apocalypse now o Corazonada.


No se la pierdan.

martes, 23 de junio de 2009

Terminator: Salvation


Impecable factura técnica para esta nueva entrega de Terminator. Cine vibrante, espectáculo puro donde prima el efecto especial y el hallazgo técnico por encima, afortunadamente, de todo lo demás. McG dirige como nadie un producto que se ajusta perfectamente a lo esperado, orquestando una serie de antológicas escenas de acción que recuerdan tanto al universo gestado hace veinticinco años por James Cameron como a los más brutales videojuegos de última generación. El sonido es atronador, el montaje perfecto, la fotografía deslumbrante, Christian Bale aporta a la galería un John Connor a la altura de las circunstancias pero Sam Worthington se hace el amo del cotarro con un personaje que es todo un caramelo.

La crítica no la ha terminado de digerir pero me arriesgo a decir que es todo un clásico del cine de ciencia ficción de comienzos de siglo. Tiempo al tiempo.

lunes, 22 de junio de 2009

La última casa a la izquierda


Dentro de poco tiempo se estrenará una nueva versión de uno de los grandes clásicos del cine de horror de los años 70: La última casa a la izquierda. Si en su momento la película de Wes Craven ofrecía una rompedora radicalidad, un retrato casi documental (desnudo de adorno) de un depravado crimen y su posterior venganza, la nueva propuesta, firmada por Dennis Iliadis, no solo no aporta nada nuevo sino que dulcifica innecesariamente los contenidos.


Similares propuestas estéticas (y temáticas) a las que planteaba Craven en los inicios de su carrera tuvieron cierta relevancia en los años 70, década clave para emergentes talentos de la industria cinematográfica norteamericana que acabaron facturando productos (y ganando algún que otro Oscar) mucho más complacientes para con la mentalidad capitalista; mucho más dispuesta a producir, como es lógico, películas sin atisbo de inconformiso, modelos de ficción a imitar en nuestras vidas reales (no hay que olvidar que el cine es un hábil sistema de colonización intelectual, que inculca valores y pretende incluso enseñar la manera de amarse).
Hoy por hoy, Wes Craven ha quedado engullido por la industria cinematoráica más convencional; y maneras distintas de entender el cine (y la vida) como, por ejemplo, la “nouvelle vague”, son fenómenos a estudiar en universidades (¿hace cuánto que no se estrena una película de Godard en salas comerciales?) Lo peor viene cuando los que presumen de críticos de cine corren a ver Una conejita en el campus mientras que aborrecen la última propuesta de Lars von Trier. Y así nos va…

miércoles, 3 de junio de 2009

El tío Tobe


Tras disfrutar esta misma tarde , y por enésima vez, del clásico de Tobe Hooper, La matanza de Texas (en esta ocasión, con los ansiados audiocomentarios) tengo a bien reproducir aquí un artículo que dediqué a este director por el que siempre he sentido admiración pero también simpatía: mi querido tío Tobe. ¡Vamos a ello!

¿Es Tobe Hooper un maestro del horror? ¿Pueden ser calificados de maestros todos los directores seleccionados para dirigir algún episodio de la saga para la que Hooper ha realizado uno de sus últimos trabajos: Masters of horror? ¿Acaso no tienen aún que demostrar su valía directores como Rob Schmidt, Lucky McKee o Brad Anderson? Sí que es cierto que los tres tienen en su haber una buena película de género, Km. 666 (Schmidt), May (Lucky McKee) y The machinist (Brad Anderson), pero, indudablemente, ninguna es un icono del calibre de La noche de los muertos vivientes (de Romero, quien no ha dirigido capítulo alguno para Masters of horror), Pesadilla en Elm Street (de Craven, que tampoco ha trabajado en la serie) o Videodrome (de Cronenberg, que no ha prestado servicio alguno ni en la primera ni en la segunda temporada). Indudablemente, nadie puede negar el calificativo de maestro del horror a Dario Argento, John Carpenter o Stuart Gordon, y creo que es juicioso colocar a su lado al prolífico Takashi Miike. Ahora bien, ¿todas las películas de estos autores son excepcionales? Evidentemente, no. En toda filmografía existen mejores y peores películas, o títulos que nos agradan más o menos por un motivo u otro. En el caso de Argento, ni Non ho sonno (titulada Insomnio en España) ni Ti piace Hitchcok? (inédita en nuestro país) están a la altura de Rojo oscuro, Inferno o Suspiria (tres impagables obras maestras que elevan a Argento a la categoría de autor), pero lo que nadie puede negar es que Argento ha permanecido fiel, siempre, al género, y títulos como El jugador, El síndrome de Stendhal o El fantasma de la ópera tienen un nivel más que aceptable, por no hablar de las magníficas Tenebre, Phenomena o El pájaro de las plumas de cristal. Por su parte, John Carpenter marca un antes y un después en el cine de terror con Halloween, creando un subgénero (el “slasher”) y un personaje mítico (Michael Myers), y solo por eso debería ya ser tenido en cuenta. Pero Carpenter tiene en su haber más clásicos del género como La niebla o La cosa, y, al igual que su amigo Argento, siempre ha permanecido fiel al género (1997: rescate en Nueva York, Christine, El príncipe de las tinieblas, Están vivos, En la boca del miedo, Vampiros, Fantasmas de Marte…). Stuart Gordon impactó con Re-Animator, a la que siguió la no menos interesante From Beyond (titulada Re-Sonator en España), dos adaptaciones libérrimas de su admirado H.P. Lovecraft, cuya literatura sutil y sugerente fue transformada en un divertido festín sanguinolento y disparatado. Pero Gordon, reinventando o no a Lovecraft, ha permanecido fiel al género, con mayor o menor fortuna, tal y como demuestran Fortaleza infernal o Space truckers (dos buenas películas), así como su Dagón (bodrio infumable, en el que vuelve a lovecraftiano terreno, que algunos aficionados sobrevaloran inexplicablemente) y su Daughter of darkness (otro fiasco, a pesar de que contara con la presencia de Anthony Perkins). Pero en los últimos años, Gordon ha brindado dos joyas, si bien más cercanas al cine negro que al terror, aunque no carentes de elementos morbosos y violentos: King of the ants y Edmond (dos títulos que os recomiendo fervientemente y que podéis conseguir en DVD). ¿Y qué decir de Takashi Miike? Quienes sigan de cerca a este creador impagable habrán descubierto a uno de los cineastas más originales, extremos, elegantes, radicales, sobrios, enloquecidos y contenidos (todo a la vez o por separado) de los últimos años. Miike es capaz de reinventarse a sí mismo a cada nuevo título (sea trabajo para cine, televisión o video, con más o menos presupuesto), sin perder jamás ese personal sello que imprime a cada uno de sus inclasificables trabajos. Audition, Dead or alive, Gozu, Deadly outlaw rekka, Izo, Visitor Q, La felicidad de los Katakuris, Zebraman, Yokai daisenso, Ichi the killer son algunos títulos de una amplia filmografía que no dejará indiferente a nadie.

Dicho esto, retomamos la pregunta: ¿Es Tobe Hooper un “master of horror”? Indudablemente, sí. Hooper, como es sabido, irrumpió en los años 70 con un clásico incuestionable: La matanza de Texas (1974). Tres años después, el director siguió en el camino de la serie B, fiel a las atmósferas insanas, los parajes decrépitos y los asesinos delirantes. El resultado, Eaten alive (también conocida como Death trap), una especie de puesta a punto del psicosis de Hitchcock (motel incluido) que no daba la espalda a la moda de las bestias carnívoras (un cocodrilo enorme hacía de las suyas, siguiendo la estela del Tiburón spielbergiano en clave “trash”). El resultado de tan carpetovetónico popurrí es, sin duda, inferior a su clásico anterior, y ya anuncia lo que va a ser una constante en el cine del tío Tobe: la irregularidad.

Dos años después, tras ser reemplazado por John Bud Cardos en The dark, Hooper va a adaptar, magistralmente, una de las novela de Stephen King: El misterio de Salem Slot (1979). Su versión, muy superior a la que recientemente se ha realizado (perpetrada por Mikael Salomón) contiene algunos de los momentos más escalofriantes de la historia de la televisión (¿quién no recuerda el niño vampiro en la ventana, rascando el cristal, flotando en tenebrosas brumas?), siendo remontada en España (aquí somos un poco diferentes) y estrenada en cine con el título de Phantasma II (se pretendía utilizar el enorme éxito que Don Coscarelli había cosechado con su Phantasma). El caso es que Hooper gozaba de buena salud, hecho que va a confirmar dirigiendo una serie de películas espléndidas, de estilos diferentes, afines todas ellas al género. Me estoy refiriendo a Funhouse (que vuelve a los terrenos de La matanza de Texas y Eaten alive), Poltergueist (obra maestra producida por Steven Spielberg), Lifeforce (impagable actualización del género vampírico).

Si Funhouse era una película de serie B, con Poltergueist (1982) Hooper va a dar el salto al cine de alto presupuesto. Steven Spielberg va a ser su mentor y, si bien la relación que mantuvieron entre ellos siempre ha provocado innumerables chascarrillos (hay quienes afirman que la película está dirigida por el propio Spielberg), Hooper es quien aparece acreditado como director y él jamás ha contribuido a esa especie de leyenda negra que trata de las desavenencias entre ambos creadores (de hecho, no es su única colaboración con el tío Steve). Sea como sea, Poltergueist impactó a los espectadores que acudían a las salas, constituyéndose en clásico inmediato. Tras ello, Hooper pasó a trabajar para la Canon. Su primer trabajo, Lifeforce (1985), es de los mejores de su filmografía. Vista hoy, el aficionado descubrirá que algunas de sus escenas han influido de manera decisiva en clásicos recientes como 28 días después o El amanecer de los muertos. Resulta inolvidable la sensación de caos y desenfreno de sus escenas finales (con un Londres totalmente tomado por los vampiros), así como el erotismo que destilan algunos de sus planos (¿quién no recuerda a la escultural Matilda May paseando su desnudez por los pasillos de la base científica, iluminada por la luz de la luna?) y su inquietante comienzo, a medio camino entre el Alien de Ridley Scott y las propuestas vampíricas del universo Hammer.

Si, en el fondo, Lifeforce era una impactante puesta a punto de las películas de invasores alienígenas de los años 50 (recuérdese La invasión de los ladrones de cuerpos o La guerra de los mundos), Hooper va a rodar, justo a continuación, el “remake” de un pequeño clásico de 1953: Invasores de Marte. Invasores de Marte (1986) es una película divertida, a la que se la ha calificado injustamente de bodrio en más de una ocasión, posiblemente porque el fenómeno del “remake” todavía no gozaba de la naturalidad, e incluso el prestigio, de hoy. En su momento, rodar una película prácticamente idéntica al original debía de tener su importante margen de aventura y riesgo y, si bien no es una película a la altura de Poltergueist o Lifeforce, vista hoy en día mantiene bien el tipo, y trae a la memoria experimentos muy posteriores como el Psicosis de Gus van Sant. Para algunos aficionados, con Invasores de Marte comienza el declive del tío Tobe. Hay quienes afirman que tras Poltergueist ya no ha logrado una película de altura. Yo sin embargo siempre he defendido La matanza de Texas 2 (1986), que continuaba las andanzas de la familia caníbal de la película del 74. Hooper retornaba al desquiciado ambiente en el que tan cómodo parecía sentirse al comienzo de su filmografía, y regalaba al aficionado un festín desprejuiciado y salvaje, directo, que contenía toda la sangre que no aparecía, quizás por falta de presupuesto, en su predecesora. Los efectos especiales, magistrales, obra del gran Tom Savini contribuyen a lograr esos momentos de gran impacto que ya son historia del “gore”. Nunca he entendido porque a La matanza de Texas 2 se la recibió de tan nefasta manera, relegándola al baúl de los bodrios. Incluso a fecha de hoy, cuando el tiempo parece haberla colocado en el muy digno lugar que merece, hay quienes siguen manteniendo que la tercera parte de la saga (dirigida por Jeff Burr y mutiladísima en la sala de montaje) es mejor que la continuación perpetrada por el mismo Hooper. A posteriori llegarían la versión de Kim Henkel (La matanza de Texas: La nueva generación) y la versión actual y su precuela (producidas por Michael Bay y coproducidas por el propio Hooper), pero esa es ya otra historia de la que hablaremos en otra ocasión.

Tras esta gran película, es cuando, a mi entender, comienza el declive del tío Tobe, y no voy a entrar en dirimir si ha tenido o no problemas con las drogas, pues ya se sabe que el mundillo del cine y la rumorología están muy unidos. Es decir, que desconozco los motivos que hacen que el tío Tobe, desde La matanza de Texas 2, no termine de levantar cabeza; pero, al mismo tiempo, esa especie de intento constante por volver a lograr una película redonda, siempre fiel al género, despiertan mi simpatía por Hooper. No sé porqué, pero este hombre me cae muy bien y siempre estoy pendiente de todo lo que va haciendo. Cada vez que consigo lo último de Tobe Hooper lo degusto con un ansia especial y reconozco que, si bien no ha vuelto a rodar un título a la altura de Lifeforce o Funhouse, su filmografía posterior a La matanza de Texas 2 está plagada de buenos momentos o, cuan al menos, buenas intenciones.

En 1987, tras el retorno a las atmósferas cárnicas de la familia texana, Hooper comienza a trabajar cada vez más en televisión. Rueda Miss Stardust para Amazing Stories (es decir, para la factoría Spielberg, de nuevo) y No place like home para The Equalizer, serie de acción detectivesca. Si ambos trabajos no están nada mal, Hooper va a rodar el primero de sus bodrios para Las pesadillas de Freddy. Concretamente, en sus manos va a caer la dirección de un episodio que muchos “fans” esperaban, aquel que cuenta las fechorías de Fred Krueguer y su linchamiento, a manos de los padres de sus víctimas en Elm Street, antes de pasar a ser un asesino sobrenatural. Con guión de Rhet Topham, No more Mr. Nice Guy malogra uno de los momentos que podían haber pasado a formar parte de la mitología del más reciente cine de terror. Lo único a tener en cuenta es que el episodio en cuestión va a favorecer la relación entre Tobe Hooper y Robert Englund, quienes trabajaran, a posteriori, en algún título más interesante.

Tras semejante fiasco, Hooper vuelve al mundo del cine con Combustión espontánea. La película poco tiene que ver con su filmografía anterior. El esperado retorno a la gran pantalla deja totalmente indiferente al respetable. Si bien no estamos ante una mala película, Combustión espontánea no nos devuelve al Hooper de Lifeforce, ni tan siquiera al de tan denostada por algunos La matanza de Texas 2. Lejos de la espectacularidad de algunas de sus propuestas anteriores, la película se disfruta más como telefilme resultón que como producto cinematográfico de altura. Corre el año 1990 y, posiblemente, Combustión espontánea hubiera tenido mucha mayor fortuna como película de finales de los 70 o principios de los 80, si bien el tema elegido por Hooper (el popularizado fenómeno por el que un cuerpo humano se carboniza sin aparente motivo) no ha sido excesivamente tratado por el cine.

Posiblemente, la naturaleza televisiva de Combustión espontánea se deba a los trabajos que mantienen ocupado al director a principios de los 90. Del mismo año que su película para cine es un telefilme de corte fantástico que fue editado en España en video, protagonizado por Madchen Amick, y que cuenta con la colaboración, motivo publicitario en su momento, de Anthony Perkins (¡ahí es nada!). I’m dangerous tonight, título original de la peliculilla (no recuerdo el título de su versión española, directa a video) es una curiosidad para quienes gusten de completar filmografías, un trabajo menor, que no del todo despreciable, que tan solo presenta un problema: la impersonalidad tanto de su propuesta como de su realización. Similar es lo que ocurre con Haunted lives: True ghost stories, otro correcto telefilme de género, perfectamente olvidable. Si en I’m dangerous tonight disfrutábamos de la presencia de Perkins, Haunted lives está protagonizada por Leonard Nimoy, lo que no deja de resultar curioso. Mejor fortuna la de Dead wait, episodio de Hooper para la magnífica serie Tales from the crypt, protagonizado por Whoopi Goldberg y John Rhys-Davies, de la que pudimos disfrutar en España, hace años, gracias a Telecinco (si mal no recuerdo, los episodios eran emitidos durante el verano del 92, a altas horas de la madrugada). No obstante, con Dead wait, Hooper sigue inmerso en el mundillo televisivo, volviendo de nuevo al cine dos años después.

Así las cosas, en 1993 va a ver la luz Night terrors (editada en video en España con el título de Terror sin fin), un proyecto que mantuvo a Hooper entusiasmado, del que llevaba hablando bastante tiempo, pero cuyo resultado, finalmente, va a estar muy alejado de las expectativas creadas. Llevar una película adelante es un proceso sumamente complejo en el que intervienen muchos factores que pervierten las intenciones del director. Al parecer, las ideas que Hooper deseaba desarrollar en Night terrors, película inspirada en la figura y la literatura del Marqués de Sade (interpretado por Robert Englund), quedaron frustradas en su mayoría, por lo que el resultado final se antoja un delirante caos de intencionalidades ambiguas; una película absurda y fallida, de las peores de la filmografía del tío Tobe. Lástima.

Afortunadamente, con Body bags (1993), Hooper se recupera levemente de su paulatino descenso hacia los infiernos de la nulidad creativa. Quien tuvo retuvo y el maestro factura uno de los tres segmentos de la espléndida Body bags (los otros dos están dirigidos por John Carpenter). A pesar de ser, de nuevo, un trabajo para televisión, Eye (el último de los tres segmentos) es una puesta al día de Las manos de Orlac, si bien el elemento a trasplantar, en esta ocasión, es un ojo. Lógicamente, el ojo en cuestión, de desagradable procedencia, ocasionará serios problemas al protagonista de la película. Ante todo, Eye se aleja de ser un producto ambicioso; es una película sencilla y honesta que nos devuelve no al genio pero sí al buen profesional, tal y como ocurre en The mangler (1995), su siguiente película (de nuevo para cine), adaptación de un relato de Stephen King protagonizado por una lavadora asesina (de nuevo con Robert Englund como protagonista) que se degusta como un pasatiempo correcto que nada tiene que ver con la genialidad de Poltergueist, Lifeforce o La matanza de Texas. Pero The mangler no obtuvo buenas críticas y tampoco fue bien recibida por el público. Por ello, Hooper se veía nuevamente abocado a sobrevivir en el ente televisivo, lo cual tampoco está nada mal. ¿No creen? Así las cosas, entre 1995 y el 2000, el creador de Funhouse dirigirá numerosos episodios para las series Nowhere man, Dark skies, Perversions of science y The others. Durante cinco años, los “fans” de Tobe Hooper, entre los que, como creo que ha quedado claro, me cuento, estuvimos esperando su retorno a la gran pantalla.

¿Sería posible que acabara ahí el periplo cinematográfico de un tipo que había comenzado su carrera con un clásico inmediato, y que había continuado durante bastantes años manteniendo un nivel envidiable? ¿Qué le había pasado al padre de Leatherface y Pumpinkhead? ¿Sería posible que los productores hubieran perdido la confianza en alguien de su categoría? En el 2000 llegó la anhelada respuesta. Tras The apartament complex (un entretenido telefilme de 1999 que fue editado en video en España con el título de Apartamento maldito) Tobe Hooper estrenaba Cocodrilo. Lamentablemente, Hooper no ofrecía la obra maestra que ansiábamos. De nuevo, se limitana a facturar una película de mero entretenimiento, en la que una enorme bestia asesina (la que da título, lógicamente, a la película) causa el terror entre una cuadrilla de excursionistas jovenzanos. Si bien es cierto que los asuntos cocodrileros ya habían sido tratados por Hooper en Eaten alive, y que la película presenta algunos toques aislados que recuerdan el universo de La matanza de Texas, Cocodrilo es una película del montón, una elección perfecta para alquilar en el videoclub y pasar una tarde. Si bien no es tan fallida como el reciente Primeval (2007) de Michael Katleman (película que no fue estrenada en nuestra querida Zaragoza, por cierto), no resulta tan atractiva como Mandíbulas (Steve Miner,1999), y sus efectos especiales, digitales, recuerdan alarmantemente a los gráficos de la Playstation. Así que, de nuevo, el tío Tobe tenía que volver al medio televisivo, rodando capítulos para series como Night visions y Taken.

No obstante, yo seguía esperando su siguiente película. Este hombre me cae francamente bien. Tiene cara de ser un buen tipo y siempre se ha mantenido fiel al género. Además, en su filmografía tiene unas cuantas películas de mis favoritas. Lo que más me gusta de Hooper es su incansable capacidad de insistencia y, hoy por hoy, me cautivan mucho más las películas menos conseguidas de su madurez que las logradas joyas de su juventud. Las últimas películas de Tobe Hooper son como esas mujeres tan prometedoras que poco a poco nos defraudan, por las que traicionamos a la novia perfecta. Una fatal tentación en la que merece la pena caer. Tras el arrepentimiento, siempre lo intentamos de nuevo, cuales pecadores compulsivos, pues quizás tan solo nos interesen los buenos recuerdos de las malas vivencias. Así las cosas, en el 2004 Hooper va a realizar Toolbox murders, versión libre de un título anterior, estrenado en España como El asesino de la caja de herramientas (la versión de Hooper se estrenó como La masacre de Toolbox, si bien Toolbox no es ningún lugar, sino una caja de herramientas).

Toolbox murders fue una de las últimas películas que vi en el extinto cine Mola. Recuerdo que fue en un primer pase, el primero del día del estreno, y tan solo estábamos dos personas en la sala. Yo, que suelo ponerme en primeras filas, y un vagabundo y todos sus utensilios (bolsas repletas de extraños objetos incluidas) al fondo. El que Toolbox murders tan solo llamara la atención de dos espectadores en una ciudad tan cinematográfica como Zaragoza decía muy poco a favor de Tobe Hooper, o quizás decía muy poco a favor de tan cinematográfica ciudad. Aunque tan solo fuera porque era la última obra del autor de La matanza de Texas, el Mola debería de haber estado lleno. Pura lógica. En España, país en el que la exhibición deja mucho que desear, desde Invasores de Marte (1986), los distribuidores no habían estrenado en cine ninguna película de Hooper, ni siquiera La matanza de Texas 2, que había salido directa a video. Aquello era una gran oportunidad para los espectadores, y más tratándose de una ciudad como Zaragoza, en donde la distribución aún deja más que desear si nos comparamos con otras ciudades (y no me estoy refiriendo a grandes urbes). Pero, la realidad es la realidad, y tan solo estábamos dos en la sala (luego nos quejaremos, en plan cultureta, de que nos cierran los cines y de que tan solo podemos ver la película de turno en todas las salas de la ciudad). Pero esa es otra historia.

Toolbox murders no me gustó demasiado, pero dejó en mí esa sensación que se siente al despertar de un sueño extraño, como si de una pesadilla de lo más bizarra se tratara. Esperaba algo muy distinto y al condicionarme no terminé de darme cuenta de que aquellas imágenes destilaban maestría. Afortunadamente, esa sensación de la que hablo me hizo comprar la película en DVD en cuanto fue editada (poco tiempo después) y fue entonces cuanto descubrí que si bien Toolbox murders no era una película tan perfecta como Funhouse, sí que devolvía al Hooper de la primera época. En Toolbox murders hay mucho de ese infernal universo, en donde el miedo es carne y cadáver, que Hooper concibió en esa primera etapa de su filmografía. El horror se alberga en el interior de la propia casa como la familia tejana de su clásico del 74 o los fantasmas spielbergenos de Poltergueist. Algunas de las escenas finales recuerdan los geniales interiores de la guarida caníbal de La matanza de Texas 2, e incluso nos retrotraen a los parajes delirantes de la barraca de feria de Funhouse. Toolbox murders no es una gran película, pero sí que es un título interesante, que todo “freaknéfilo” que se precie debe ver si no lo ha hecho ya. Incluso el “freaknéfilo” avezado establecerá relaciones entre la película de Hooper, el Inferno de Argento, La semilla del diablo de Polansky y, sobre todo, la relación entre Hollywood y el esoterismo, que tan bien estudiada ha sido por Jesús Palacios en Satán en Hollywood (libro de grata lectura).

A escala internacional, Toolbox murders debió de funcionar relativamente bien, pues justo al año siguiente Tobe Hooper estrenaba su siguiente película: Mortuary (2005). Las fotos que iban apareciendo en Internet prometían mucho, pues eran ricas en elementos “gore” y los zombis presentaban un aspecto de lo más atractivo. En España, Mortuary no se estrenó (vistos los resultados en taquilla de Toolbox murders tampoco es de extrañar) y la película salió directamente a video. A pesar de su interesante comienzo, de esa pasión por lo sucio y lo corrupto que Hooper sabe imprimir en las primeras escenas, finalmente la película aburre. Los elementos de carácter adolescente lastran la eficacia de una trama que tampoco se antoja excesivamente interesante y la acción tarda demasiado en comenzar. De nuevo, una película, a mi gusto, fallida. Pero no nos equivoquemos, al decir todo esto de Mortuary no pretendo condenar la película. Mortuary no es un bodrio. Al año se estrenan en nuestra ciudad películas muchísimo peores. La película de Tobe Hooper es una película fallida de un cineasta magnífico; así, puede ser disfrutada como un pasatiempo, una curiosidad intrascendente, muy superior sin embargo a auténticos bodrios infames como, por ejemplo, las recientemente estrenadas por estos lares: El elegido, Jindabyne o Cuatro minutos.

Tras Mortuary, y por el momento, Hooper ha llevado a cabo dos nuevos, aunque nada desdeñables, trabajos para la televisión: Dance of the dead (para la primera etapa de Masters of horror) y The damned thing (para la segunda etapa).

Dance of the dead cuenta, de nuevo, con la presencia de Robert Englund (imagino que tanta colaboración se debe ya a una cierta amistad y, evidentemente, una admiración mutua entre actor y director). Estamos ante una fantasía futurista de alto contenido erótico bizarro. Un telefilme atípico y algo surreal plagado de elementos morbosos que crean la misma sensación de extrañeza que Toolbox murders. No es de lo mejor de la primera temporada de la serie, pero está por encima de otras propuestas.

The damned thing recuerda, por esa sensación de caos que pretende crear, a Lifeforce. Tras un prólogo impactante, Hooper juega con un buen número de personajes, que se violentan, tocados por un extraño ente, los unos contra los otros. Pero el tío Tobe resuelve con eficacia una trama difícil de adaptar a la pantalla, si bien el resultado final se antoja más impersonal que Dance of the dead. The damned thing tampoco es de los mejores episodios de la segunda temporada, pero, tal y como ocurre con Dance of the dead, el telefilme de Hooper resulta superior a los de otros creadores.

A fecha de hoy, Tobe Hooper se encuentra embarcado en la adaptación, de nuevo, de una novela de Stephen King: Buick 8. En principio, la película iba a ser dirigida por George A. Romero pero, finalmente, el timón ha sido tomado por Hooper. En cuanto a su trabajo para televisión, si casi con total seguridad su nombre aparecerá en la tercera temporada de Masters of horror, también trabajará para la miniserie Ghosts. Así las cosas, nadie puede negar la fidelidad del tío Tobe al género.

¡Bravo, maestro!