sábado, 8 de agosto de 2009

Bodriete de verano


Sustos previsibles y trillados en un refrito cuyo mayor pecado es tomarse demasiado en serio a sí mismo. Peter Cornwel está a años luz de la broma macabra que Sam Raimi nos brinda con la otra propuesta fantástica de la cartelera veraniega: Arrástrame al infierno. Su Exorcismo en Connecticut pierde por K.O. en el primer asalto si se mide con otras propuestas de casas encantadas más o menos recientes: desde el clásico de Robert Wise al Poltergeist de Tobe Hooper, sin olvidarnos de las diversas versiones protagonizadas por el maligno caserón de Amityville. Todo está ya demasiado visto y mucho mejor resuelto en otras películas, por lo que este pobre espectador ha sentido más la amenaza del bostezo que el agradable abrazo de la inquietud durante la insufrible hora y media de proyección; si bien reconoce que se ha carcajeado un rato con la explícita dosis de moralina católica ortodoxa final. ¡Venga ya, hombre!

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