Viaje de estudios

Algunos de mis lectores ya conocen mi tendencia a la vagancia. Así que, tras ocho días sin actualizar el "blog", me pongo frente al teclado para decir que, durante los próximos siete días, tampoco escribiré nada, dado que me voy a Andalucía y olé. Bien acompañado, eso sí, por treinta y cinco alumnos y dos colegas de profesión.

A la vuelta, más cine y otros entretenidos temas.

Mutilando

Ayer mismo estuve disfrutando por segunda vez de Volver, la magnífica película de Pedro Almodóvar que en su momento vi en el cine. Los de TVE llevaban días anunciando el especial que, cercano el estreno de Los abrazos rotos, iban a dedicar al director manchego. Nada que objetar excepto que, si mal no recuerdo y mi ojo no me engaña, el formato en el que se pasó la película no fue el adecuado, por lo que todos los planos estaban mutilados a derecha e izquierda. Volver fue rodada por Almodóvar, como muchas otras de sus películas, en "cinemascope". Sin embargo, la copia que ayer se emitió simplemente era ligeramente panorámica. Por otra parte, la semana anterior sí que pudimos ver Casino Royale en su formato adecuado. ¿A qué se deben estos extraños errores? ¿No resulta paradójico que se ensalce la labor de un cineasta cuya obra, al mismo tiempo, se mutila?

A ciegas

A ciegas es una fábula audiovisual acerca de la triste condición de lo humano, de la imposibilidad del hombre de vencer sus miserias y debilidades, de hacer de toda sociedad un infierno, quizás por esa ceguera (ya sea o no física) que nos caracteriza. Fernando Meirelles, especialista en plasmar parajes de lo corrupto, asume la difícil tarea de adaptar la contundente obra maestra de José Saramago, Ensayo de la ceguera, electrizante narración que invita a reflexionar a través de una trama propia de trepidante novela de ciencia ficción, dejando a un lado cualquier atisbo de plomizo juego conceptual. Sin llegar a las excelencias de, a mi juicio, la mejor película de Meirelles hasta la fecha (Ciudad de Dios), el director brasileño sale bien parado, facturando una adaptación que es a la novela de José Saramago lo que El jardinero fiel era a la de John Le Carré, sin renunciar a su personal estilo visual, con un tratamiento del color distinto al de sus dos películas anteriores, pero igual de hermoso.

La larga espera

Hoy es uno de esos días en los que la impaciencia hace merma en el ánimo, en los que las horas se antojan más largas y a uno solo le queda el consuelo de regocijarse sabedor de que mañana obtendrá ese gran placer que lleva esperando largos años. Quizás muchos de los que lean esto no entiendan lo que puede suponer para el buen amante de los videojuegos la llegada al mercado, por fin, de Resident evil V. Imagino que elegir como fecha de lanzamiento un viernes 13 es un pequeño guiño a los aficionados al género en el formato audiovisual que sea. Ya sé que este es un blog, apriorísticamente, dedicado al cine y, por ello, insisto en el hecho de la gran relación que existe entre ambos medios de expresión. ¡Cuán cerca de las películas de George A. Romero están los capítulos de esta magistral saga de Capcom!

Mañana, tras el programa de radio, mis manos se fundirán con el mando de la Xbox 360 y me internaré en los peligrosos vericuetos de una aldea africana afectada por el terrible virus creado por la corporación Umbrella hace ya muchos años, en el primer (e impactante) Resident evil. Sí, desde entonces, la perspectiva ha cambiado, pero no la emoción. Desde la inigualable cuarta parte, jugamos más cerca de la acción, desde la espalda de un personaje que, en esta ocasión, viene bien acompañdo (a ver qué tal funciona la cosa vía on line).

De todos los productos de la saga para consolas no portátiles, tan solo no he podido jugar a Resident evil zero (que creo era exclusivo para Game Cube), pero todos los demás han sido degustados a su debido tiempo; es decir, el mismo día de su lanzamiento. Mañana, a primera hora, correré al Centro Mail de turno (suelen desempaquetar el producto delante de mis narices). En España, al contrario de lo que ocurre en Japón, no hay colas en las tiendas, pero sí que hay afición... ¡Y de la buena!

"¡S.T.A.A.A.A.A.R.S.!"

Dinamita pura

Nada, simplemente compartir una pequeña satisfacción con quienes también crean que Tiro en la cabeza es la mejor película española del año. Navegando ayer por Internet me enteré de que la película de Jaime Rosales, de la cual ya he hablado en este blog, ha sido galardonada con el Fotogramas de Plata. Me parece estupendo que, desde una publicación tan prestigiosa (la revista Fotogramas es todo un clásico en nuestro país), se apoye el arriesgado proyecto del autor de La soledad.

En épocas de crisis nada mejor que apuestas que cuestionen esos convencionalismos con los que muchos han comulgado (y lo seguirán haciendo). No olvidemos que el cine más manido, ese que suele llegarnos de Hollywood y que tanto nos hace babear, fabrica modelos de representación que solemos seguir a rajatabla, ciegos ante las tremendas trampas, en perfecta consonancia con los principios de las sociedades capitalistas, que se nos tienden. El cine, como vehículo de representación, es arma de manipulación. En este sentido, Tiro en la cabeza es dinamita pura. ¿Quizás por ello haya sido tan mal distribuida?

Julia

Julia son dos horas y media de vertiginoso descenso a los abismos abyectos de la condición humana. Julia nos ofrece a una entregada Tilda Swinton que, en manos de uno de los grandes del cine europeo, el realizador francés Erick Zonca, se transforma en un ambiguo personaje que busca la salvación a través de los tortuosos terrenos de lo desesperado. Julia es un Hitchcock camuflado de Rossellini, los hermanos Dardenne o incluso Lars von Trier; un “thiller” impecable e implacable que invita a reflexionar acerca de estos locos tiempos que corren, donde tan solo parece importar el dinero, el dinero y el dinero, a toda costa y como sea, para salvarnos de ese gran peligro que en realidad no somos más que nosotros mismos. Tras La vida soñada de los ángeles y El pequeño ladrón, Zonca nos sirve otra gran película, tensa y amarga, con toda la fuerza del cine más visceral, acerca de un inexorable proceso de deshumanización, ¿con posibilidad de redención? Véanla y respóndanse ustedes mismos.

Viernes 13 (2009)

Como epílogo del texto que escribí para este “blog” hace algunos días, sirva este pequeño comentario de Viernes 13 (2009), el esperado “remake” de la exitosa película que Sean S. Cunningham dirigiera hace ya tres décadas.

Lo primero que cualquier fan aprecia al inmiscuirse en los nuevos territorios de esta actualización del clásico es que no se trata exactamente de un “remake” de la primera parte, sino más bien de un homenaje a las cuatro primeras partes de la saga, con referencias que cualquier buen conocedor sabrá apreciar. Asistimos a la decapitación de la madre de Jason (primera parte); nos introducimos en el siniestro hogar del monstruo, donde conserva la cabeza de la misma (segunda parte); nos enfrentamos a un Jason con la cabeza cubierta por telas y, más adelante, ya con su característica máscara de Hockey (segunda y tercera parte); y confiamos en la tenacidad de un personaje que acude a Cristal Lake en busca de su desaparecida hermana (aparecía un personaje similar en la cuarta parte, si mal no recuerdo). Así las cosas, el personaje de Jason acapara todo el protagonismo de esta película, lo cual, aunque se desvía de la pretensión de nueva versión de la película de Cunningham es todo un acierto, en tanto en cuanto Jason es el icono representativo de toda la saga, el personaje popular que todo el mundo identifica con Viernes 13. Así las cosas, este Jason remozado respeta todas las convenciones de su cercano antepasado: fuerza descomunal, aura casi sobrenatural y una sorprendente capacidad de supervivencia (lo que contribuye, como es tópico) a propinar el susto final que deja, una vez más, la saga abierta. Entre las novedades podemos señalar que Jason parece haberse unido a la moda del zombi corredor; ya no se limita a andar con cierto aplomo sino que nos sorprende con alguna que otra carrera. Además, este nuevo Jason hace prisioneros, cual aspirante a carcelero de Guantánamo.

Marcus Nispel, que es todo un especialista en rodar versiones (tres tiene ya en su haber), confunde los parajes propios de la saga de Viernes 13 con los de su versión de La matanza de Texas, pero su neogótica apuesta estética no perjudica a un producto que, por encima de todo, resulta entretenido. Viernes 13 (2009) apenas deja tiempo de respiro; su electrizante prólogo (veinticinco minutos de acción pura) tan solo deja una hora escasa para una rápida presentación de personajes y su rápida ejecución, por lo que estamos ante uno de los títulos más adrenalíticos de la saga, si bien algo más contenido en aspectos “gore” que algunas de las partes de la serie. Sin embargo, su diseño de producción es mucho más elaborado que el de la mayoría de películas de Viernes 13.

En resumidas cuentas, un más que digno homenaje a una de las míticas series del moderno cine de horror.