miércoles, 3 de febrero de 2010

¡Qué bonitos!


¡Qué bonitos los Oscars! Siempre me ha gustado el glamour que se monta en Hollywood, y ver el acontecimiento por la televisión (aunque añoro los tiempos en los que el evento era emitido para todo el mundo, y no sólo para los abonados a Canal +; si bien esto último ha ocasionado agradables reuniones de amigos). Otra cosa es si la película que gana es o no la mejor.
Los Oscars son un negocio típicamente norteamericano y, sin embargo, aquí nos empeñamos en españolizarlos, como si perdiéramos el culo por estar invitados a la fiesta. Algunos medios de comunicación tan solo hablan de la presencia de nuestro país en el asunto; que si está nominada Penélope Cruz, que si tanto La teta asustada como El secreto de sus ojos tienen participación española... Y, sin embargo, obvian nombrar las películas para las que está hecho este premio: las producciones norteamericanas populares. Este año, era previsible, zas, Avatar. Se ha colado Distrito 9, de lo que me alegro mucho; y, posiblemente, con el permiso de La cinta blanca (que compite en la categoría de mejor película de habla no inglesa), sea Malditos bastardos la mejor película de las nominadas (en esta ocasión, se han olvidado de Invictus). También aparece por ahí En tierra peligrosa, de Kathrin Bigelow, ex-exposa, por cierto, del todopoderoso James Cameron. A lo mejor da el campanazo y le manga toda la gloria al padre de Terminator.


A mí, James Cameron siempre me ha gustado (desde los tiempos de Piraña 2: Los vampiros del mar, película de la que él mismo reniega), pero me parece un poco palizas con lo de revolucionar el cine. Pero, ¿qué cine? ¿El de altísimo presupuesto? Porque, que yo sepa, el otro no necesita de revolución alguna. Gaspar Noé, Michael Haneke, David Lynch o Lars von Trier son mucho más rompedores que el director de Mentiras arriesgadas y se las pintan solos para, a la chita callando, plantear propuestas mucho más refrescantes que la de los muñecos azules del planeta Pandora. Y, obviamente, no quiero decir con esto que no me guste Avatar (de hecho, la he visto dos veces); pero también me gustaron mucho Alien's o Abyss y no se le dio a Cameron tanto bombo y platillo.


En resumidas cuentas. Avatar va a arrasar, sin que eso signifique que sea la mejor película del año, ni que vaya a revolucionar no sé qué...

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