jueves, 10 de septiembre de 2009

Mapa de los sonidos de Tokio



He visto toda la filmografía de Isabel Coixet y he prestado además sumo interés para ver si consigo disfrutar de las excelencias que muchos destacan de su cine. Me enseñaron, y creo que con acierto, que no hay que quedarse en la mera superficie del “me gusta” o “no me gusta”, sino que, para obtener ciertos placeres, son necesarios ciertos sacrificios. Pero, con el cine de la Coixet, no lo consigo ni a la de veintitrés. Ese universo que refleja “la esencia de lo femenino”, según me dicen algunas entendidas amigas mías, debe ser tan incompatible conmigo como con ellas lo es el mundo de Lynch, Cronenberg o Lars von Trier. Cuestión de sensibilidad pervertida (la mía, sin duda). En Mapas de los sonidos de Tokio sólo consigo ver la superficie de la hoja, jamás el envés. No distingo más allá de la mera estética de anuncio de colonias alargado y opino que a esta gran directora (según mis amigas) le ha venido la inspiración tras una noche de insomnio tragándose la filmografía de Wong Kar Way y, quizás, alguna lindeza “made in Takashi Miike” que le habrá prestado otro gran director (según yo): Jaume Balagueró. Pero su última propuesta cinematográfica, que pasó sin pena ni gloria por el Festival de Cannes (es decir, no fue ni tan siquiera abucheada), no alcanza ni las cotas de belleza, profundidad y transgresión de uno u otro. El cine de Isabel Coixet siempre me ha parecido falso y descafeinado (a pesar de los esfuerzos de excelentes intérpretes como Tim Robbins o Sarah Polley). No me llega. No me transmite nada. Me aburre insondablemente.

Las escenas eróticas de Mapas de los sonidos de Tokio me resultan trasnochadas y pasadas de moda (les recomiendo El imperio de los sentidos). Su suspense no me emociona (vean antes, si no lo han hecho, La sombra de una duda). Sus personajes no me los creo y, por ende, no me interesan sus problemas (¡qué bonita que era, por ejemplo, Barry Lindon!). ¡Qué mal que está además el gran Sergi López, cuán al menos, en la horrorosa versión doblada!


Pero no se crean nada de lo que he dicho. Insisto. El problema es mío. No consigo conectar con el mundo de esta artista. Qué se le va a hacer; si yo soy de los que aplauden Anticristo a la par que defienden el cine de José Luis Garci; si prefiero leer antes a Fernando Fernán Gómez que a Murakami. Si es que soy de un rarico…

1 comentario:

  1. "Raro" sí que eres, pero esta peli es un despropósito. Vacía de contenidos, todo se reduce a una pátina de pedantería. Coixet me suele gustar, pero esta vez no se ha molestado en ir más allá de hacer algo porque puede, no porque resulte interesante compartirlo.

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