domingo, 26 de abril de 2009

Metal Gear Solid 4


Con Metal Gear Solid 4 cierra Hideo Kojima (por el momento) su espectacular saga de videojuegos protagonizada por Solid Snake (y Raven). Esta entrega, que todos los medios especializados calificaron de obra maestra, ha satisfecho mis expectativas, si bien no he sentido la emoción e intensidad que me proporcionaron la impecable primera parte de la serie (para Play Station 1) y su indispensable continuación (para Play Station 2). Tras la tercera entrega (también para Play Station 2 y algo inferior, a mi gusto, a la segunda parte) el amigo Snake llega con pompa y fanfarria a la máquina de Sony. Metal Gear Solid 4 es una preciosa película interactiva, con secuencias de acción absolutamente magistrales. Fiel a sus propios elementos y estética, el universo de Kojima se consolida, definitivamente, tan auténtico y atractivo como los de otras grandes sagas de la ciencia ficción (ya sea literaria o cinematográfica). Experimentos genéticos, cibernética avanzada, potentes “mechas”, artes marciales, y carpetovetónicas reflexiones filosóficas se alían en una trama en la que lo que menos menos importa es la coherencia y comprensión (no nos engañemos, lo que prima es el espectáculo).


Hideo Kojima sorprende con su sentido del humor (escatológico en ocasiones) y sus referencias al universo del videojuego (con entrañables guiños a otras partes de la propia saga de Metal Gear). El cine, como no podía ser de otra manera en un “software” absolutamente deudor de la cinematografía de John Carpenter (recordemos que Snake está basado en el homónimo protagonista de Rescate en Nueva York), es homenajeado en momentos concretos, con referencias directas o indirectas a títulos tan populares como Star Wars, Rambo o The Matrix. La jugabilidad no es el punto fuerte de Metal Gear (ocurre con todos los títulos de la saga), pues tan solo controlamos al personaje durante la mitad (o quizás menos) del espectáculo; pero, cuando lo hacemos, el suspense, la emoción o la acción frenética nos embargan.


No creo que, tal y como se viene diciendo de un tiempo a esta parte, Metal Gear Solid 4 sea el mejor videojuego de la Historia (tampoco creo que la consola de Sony sea la mejor) pero sí que resulta sumamente gratificante para todos aquellos que, como yo, os confeséis fans de una saga histórica.

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