viernes, 15 de mayo de 2009

Coleccionando


Ayer me llegó por fin mi primera compra a través de eBay. Para los curiosos, diré que se trataba de una copia del clásico videojuego de la Capcom: Resident evil 2. Sí, lo presté a alguien en cierta ocasión y nunca más supe de él, así que he tenido, años después y tras estar descatalogado, que volver a comprarlo.


Aún recuerdo cuando el coleccionismo quedaba ligado a anuncios en revistas especializadas (y los posteriores carteos) o a patearse rastrillos, videoclubes, librerías de ocasión y demás. Entre mis piezas “frikis” conservo la copia pirata de Nekromantik, en VHS, procedente de Alemania y sin subtítulos; o la camiseta de su segunda parte, enviada, tras meses de espera y el desembolso de una considerable cantidad, por el propio Jörg Buttgereit. Uno podía tardar meses en conseguir la casi prohibida saga de Guinea pig, una copia de Saviour of the soul o incluso la codiciada segunda película del hoy oscarizado Peter Jackson (Meet the febles), raptada de la mesa de edición (con los marcadores de tiempo en la parte superior). Y qué decir de algunas de las inencontrables películas de Paul Naschy, que ni él mismo conservaba y que los aficionados le mostrábamos como para darle envidia. Hoy, el coleccionismo ha perdido parte de su magia, la labor arqueológica de búsqueda se limita en ocasiones a ser un buen rastreador internaútico, pero, cuando el codiciado objeto nos llega, sigue ilusionándonos.


Por cierto, ¿alguien sabe cómo conseguir la entrega apócrifa de La matanza de Texas? Llevo años tras ella.

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