jueves, 14 de mayo de 2009

Huella



Una noche de la semana pasada, navegando a través de los latosos canales que nos ofrece la televisión, descubrí complacido que Cuatro estaba emitiendo Imprint (Huella), magistral pieza de culto dirigida por Takashi Miike, uno de los más interesantes creadores audiovisuales de nuestra actualidad. El telefilme ya había comenzado, pero bastó tan solo un plano para que recordara los buenos momentos que me hizo pasar la serie a la que pertenece: Masters of horror.


El cine de Takashi Miike es fácilmente reconocible, pues su belleza es provocativa, como una reformulación decadente de la elegancia de Kurosawa y Ozu. El cine de Miike se inscribe en la poética de lo monstruoso, en aquello que se aparta con fascinadora naturalidad de los cauces manidos de la ortodoxia. La ingente obra cinematográfica de este compulsivo creador japonés posibilita una realidad diferente, contestataria, incómoda para los paladines de lo correcto. Miike no reproduce modelos estéticos y narrativos impuestos por repetición; su obra es un soplo de aire fresco que actúa cual aliento de dragón, demoledor. No es por tanto de extrañar que Imprint (Huella) tuviera graves problemas de distribución, sufriendo censura en algunas cadenas televisivas de nuestras avanzadas sociedades democráticas.

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