domingo, 31 de mayo de 2009

Novelica (y peliculica) majica


Estos días me he adentrado curioso en el universo del fenómeno literario de moda. La primera parte de la trilogía Millennium se me ha antojado como una novela de Agatha Christie con elementos sórdidos, pero sin ese ánimo transgresor que yo esperaba encontrar. Trama policiaca al uso (hasta tenemos el crimen perpetrado en el seno de familia pudiente) con algún que otro detalle sexual escabroso (y no escabroso) para enganchar al público. Por si acaso la fórmula falla, Stieg Larsson incluye en la narración alguna que otra referencia esotérica (y van…). En resumidas cuentas, un cóctel que se me antoja traca sin fuerza, producto de un tipo tan listo para fabricar una novela puramente comercial como tan tonto para morirse antes de amasar dividendos. Espero que, cuan al menos, alguien cercano al autor disfrute de los millonarios derechos, pues de proseguir la trilogía ya se encargará quien sea, siempre que haya lectores (más o menos “gafapásticos”) dispuestos a invertir sus euros en este tipo de zancochos.


La película es tan buena (o mala, según se mire) como la novela. Belleza sin alma. Pura broma descafeinada para saborear con el “colesterolero” deleite de una ingesta de “fast food”.

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