lunes, 13 de julio de 2009

Yo no soy tonto


¡Como un zombi surgido de película de Romero! Así se abalanzó sobre el pobrecillo cliente que esto escribe la guardia de seguridad de Media Markt. Por fortuna no mordió mi cuello sino que su agresividad iba dirigida al interior de unas bolsas que yo portaba. A pesar de que suelo pagar todo lo que compro, me resistí a enseñar lo que mis bolsas contenían; pero la de seguridad insistió y, por no llegar a mayores conflictos, accedí.


Dada mi afición al cine, soy cliente del susodicho establecimiento desde su apertura, pero, debido a las tremendas sospechas que últimamente despierto, no voy a ser tan tonto como para continuar pagando parte del sueldo de quienes muestran tamañas descortesías para conmigo. En un centro comercial hay muchos establecimientos, por lo que es habitual que uno entre en una tienda con compras efectuadas en otra. Puras normas del juego capitalista. ¿Es ético sospechar de todo quisque y factible molestar a quienes salen sin pasar por caja? Seguro que al respecto hay opiniones diversas, pero resulta obvio que no es estético y que daña la imagen tanto del comercio en cuestión como del sorprendido cliente (yo mismo en este caso).


Posiblemente esté equivocado, pero el personal de seguridad debe velar por el bienestar de la clientela y, obviamente, parar a quien corresponda cuando se tenga la certeza de que el hurto se ha producido (no por vulgar norma). Sin embargo, hay quien por llevar un uniforme de empresa privada (otra cosa es el uniforme oficial de las fuerzas de seguridad del Estado) se cree con el derecho de importunar a cualquiera para fisgar en la intimidad de sus bolsas. Imagino que lo pertinente hubiera sido presentar una denuncia, pero, qué caramba, llevaba prisa y ganas de gastar ese dinerito rico que, por supuesto, va a dejar inmediatamente de engrosar las arcas de quienes me tocan lo que no deben.

1 comentario:

  1. A mí me paso algo parecido, en el mismo establecimiento, con un segurata con pintas de retrasado. Seguro que si hubieras sido un gitano de dos metros no te hubieran parado ni aunque te llevases el LCD de exposición bajo el brazo. No les pagan para arriesgarse (sólo para tocar los cojones, por lo visto).

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