martes, 12 de enero de 2010

El cónsul de Sodoma


Me despido de Eric Romer acudiendo al mismo cine en el que disfruté algunas de sus últimas películas: Cuento de otoño, La inglesa y el duque, Triple agente. La polémica propuesta de Sigfrid Monleón acerca de parte de la vida de Jaime Gil de Biedma me propone un intenso viaje, no para el gusto de todos (como tampoco lo era el cine de Romer), que acepto encantado. Jordi Mollá se transfigura, inmenso, en esta pequeña gran película que trata de la decadencia, de la poesía, de la belleza, del arte y de la libertad. Cine valiente plagado de diálogos espléndidos que ficcionaliza el ambiente literario de una España convulsa en la que la palabra, como casi siempre, sirve de huida o de arrojadiza arma, sutil y elegante. Película no para el gusto de todos, como tampoco lo fue, lo es ni lo será, la poesía de Gil de Biedma; paradigma de tantos y tantos autores malditos para los que ni este ni aquel es ni fue su tiempo.


Conmovedora; una de esas películas imprescindibles que surgen, como por casualidad, de vez en cuando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario