jueves, 15 de enero de 2009

Cortes sin cortes


Personalmente, no me molestan en exceso los cortes publicitarios durante las películas. Sobre todo si ya las he disfrutado previamente en el cine y me han gustado, dado que los anuncios son una manera de demorar el placer, como si se saborea una esperada comida con lentitud. Además, los cortes publicitarios abren posibilidades tan maravillosas como preparar un café.

Algunas cadenas presumen de emitir películas sin cortes publicitarios, lo cual no deja de estar francamente bien, pues ya se sabe que el ritmo es una de las características de toda obra fílmica y autores de la talla de Federico Fellini aborrecían del pase de su obra a través de la televisión. Ahora bien, lo que resulta inconcebible es que se pase una película sin cortes publicitarios, por respetar la pureza de la obra, pero no se pase en su integridad. Ocurrió ayer mismo, con X-men 3. ¿Acaso no conocían los programadores de una conocida cadena que la última escena de la película tiene lugar tras los créditos finales? Quizás hubiera sido preferible poner algún que otro anuncio pero no mutilar despiadadamente la película. Qué se le va a hacer, es manía mía quedarme sentado en la butaca del cine hasta el final de la película, en ocasiones, hay sorpresas.

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